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Luchar contra molinos de viento

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En 1986 salía a la venta uno de tantos otros juegos de videoconsola. El título; La leyenda de Zelda. En realidad, parecía uno de tantos; chico busca chica. A la chica la secuestra el malo, que por cierto, quiere dominar/destruir el mundo (lo nunca visto). Chico lucha contra malo. Chico rescata chica. Fin.

Y sin embargo algo tenía. Algo que caracteriza las grandes historias y las hace perdurar en el tiempo. Quizás si lo comparo con la Ilíada o la Odisea, o incluso con el Quijote, esté mezclando peras con manzanas. Pero este tipo de juegos siempre me han gustado, no sólo por su jugabilidad o los gráficos (pasa lo mismo que con los efectos especiales de las películas; no son sinónimo de calidad), sino sobretodo por la historia.

Y es que al fin y al cabo un videojuego de aventuras no deja de ser otra manera de contar una historia. La diferencia radica, pienso, en la posibilidad de hacerte tuya la aventura. No se puede describir el nerviosismo que sientes antes de vértelas cara a cara con el gran villano, para lo que te has estado preparando durante días. Porque tú luchas contra él. Tú le plantas cara. No el Brad Pit de turno, sino tú.

Eso puede parecer ridículo para alguien que no lo haya experimentado. Incluso infantil. Pero es que en el fondo se trata de eso, de volver a jugar como cuando eramos críos y una caja de cartón era una fortaleza hasta los topes de playmobils malos (pero sólo si les faltaban las pelucas o estaban pintados. Si estaban enteros y eran normalitos podían ser civiles, y gracias).

Pues bien, fue gracias a ese primer título que dio paso a muchos otros, que yo descubrí en 1998,  el primer juego de la saga en cartucho para la Nintendo 64 (ya no las hacen como la 64), el llamado Ocarina del tiempo. Y allí fue dónde descubrí ese «algo» que tienen también el Quijote o Harry Potter. Y que a día de hoy sigo sin saber como describirlo.

Aunque, pensándolo bien, también es bonito que sigan habiendo cosas que no podamos explicar, aunque sea por el despecho infantil de seguir creyendo en dragones.

Zelda-Epic-Wow