La náutica, junto con las motos, es un amor que mi padre me transmitió desde crío, cuando me contaba las historias de Ulises, en su barco a remos, atándose al mástil para que las sirenas no lo tentaran mientras la tripulación se tapaban los oídos con corcho y brea para no oírlas también
A veces nos perdemos en los sueños de lo que nos gustaría hacer y olvidamos que puede hacerse. Que hay gente que lo hace. Que lo vive. Y que a veces, lo sufre. En el caso de los barcos, con tanto pirata del caribe suelto que mola mogollón, es difícil para alguien que jamás ha navegado saber qué es real y qué ficción. Es poco probable que nos veamos algún día navegando sólo dos personas a bordo de un bergantín a vela. No por que no podáis navegar en un bergantín, si no que incluso para navegar en una balandra de un sólo palo, lo que Don Arturo Perez-Reverte calificaba de «piltrafa náutica» en su libro Cabo Trafalgar, es necesario una tripulación mínima de setenta y cinco hombres (o mujeres). Y ya no digamos qué haría falta para manejar otra embarcación de la época un pelín mayor.
A lo que quería yo llegar con todo esto es que, en ocasiones, soñamos situaciones idílicas que nada tienen que ver con nosotros y pensamos que son la pera. Luego, los más afortunados, valientes o estúpidos, según se vea, lo prueban y pasa lo inevitable: se decepcionan.
Pero también están los que no. Los que ven en esto un mundo nuevo y apasionante. Quizá muy distinto de como lo habían imaginado, o de como les hubiera gustado que fuera. Pero auténtico, al fin y al cabo.
Así que, si me aceptáis un consejo, cuando un tema apasione tanto que se tenga que vivir, si es leído en las páginas de un libro o visto en la pantalla de un cine, cuanto menos atractivo le sea, mejor.
Y hablando de barcos, hay dos títulos a los que les tengo especial afecto. Uno es el arriba mentado, Cabo Trafalgar, de Arturo Perez-Reverte. Personalmente, soy más fan suyo por sus artículos que por sus libros, pero este en concreto lo recomiendo mucho. http://www.perezreverte.com/libro/39/cabo-trafalgar/
El segundo título es de cine, y está basada en la obra de otro escritor, Patrick O’Brian, Aubery-Maturin http://es.wikipedia.org/wiki/Aubrey-Maturin. Se llama Master and Commander, y probablemente ya os suene http://www.filmaffinity.com/es/film595319.html.
Como he dicho, ambos títulos no son para pasar el rato. Son para estar pendientes de ellos en todo momento, experimentando todo lo que tienen por dar; desasosiego, miedo, duda, ánimo, valentía, furia ciega, orgullo y pesar. Por mentar unos pocos.
Porque es muy distinto saltar de barco en barco, espada en mano y botella de ron en la otra, disparando cañonazos a mansalva, que sentir el frío de la mañana en el mar calándote hasta los huesos mientras te vistes con ropa húmeda, y ves como espadas y puñales se oxidan y malogran por culpa de la salitre. Porque la diferencia entre contar una historia y vivirla, es el miedo.